Sobre mí

Madrid 1973

A medio camino entre lo sagrado, la nostalgia y el olor de aquellos veranos impregnados de crema protectora, aún conservo la vieja Werlisa color de mi padre. Aquella fue la primera cámara fotográfica que tuve entre mis manos. A menudo, me quedo observándola sintiendo de nuevo aquellos momentos mágicos, cuando a través del visor, todo era curiosidad y promesas de aventura.

Es de aquellos días, junto a los cómics de Tintín, donde nacen mis ganas de contar historias. Luego llegaron los libros de viajes, una mochila al hombro y un camino que recorrer.

Y es en los viajes, en los que leí y en los que tengo la suerte de realizar, donde vuelvo a sentir la llamada de aquel niño que, con una cámara al cuello, siempre soñó con ser reportero.