A veces, después de una tormenta, la materia indescifrable con la que se forja un corazón, queda tan dañada que se esconde en la más oscura profundidad, y entonces, ya sólo puede ser vista cuando sale a flote. Como el destello de un faro; en un instante, en un relámpago...
Esta es la historia de un viaje en la que fui a buscar la luz de unos faros, y encontré el alma de un hombre.